miércoles, 30 de marzo de 2011

Reflexiones sobre las familias adoptivas

Extracto de la “Guía consensuada de pediatría en adopción” editada por el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte, promovida por la Federación Cora y la Asociación Atlas en Defensa de la Adopción (podéis consultarla en este enlace http://adopcions.xunta.es/files_editor/file/guia_pediatria_adopcion_internacional_CORA-2008.pdf)

“Diferencias en el papel de la familia [adoptiva]:

Además de todas las tareas que tienen que asumir todos los padres en la crianza de sus hijos, la adopción sitúa a las familias frente a algunos retos especiales de este modo de construir familias.

Algunas de estas diferencias suponen un aumento del estrés durante sus transiciones vitales y una mayor necesidad de recursos adicionales que otros tipos de sistema familiar, por ejemplo:

  • La superación de los duelos previos: muchas familias adoptan tras diagnósticos de infertilidad, más o menos definitivos, o historias dolorosas relacionadas con la espera de la paternidad/maternidad.

  • El proceso de adopción: el hecho de tener que acostumbrarse a la presencia de la administración y la burocracia en su camino hacia la paternidad, la formación, la idoneidad, los papeles, la incertidumbre de la espera, los viajes...

  • La paternidad instantánea: los padres adoptivos tienen que asumir en un plazo indeterminado la paternidad de un niño de edad indeterminada sin que haya signos previos evidentes, como el embarazo, de que se van a convertir en padres ni de cuándo se va a producir este hecho.

  • La adopción visible: es probable que la adopción sea visible o fácil de detectar por el mundo social y que, con ello, la intimidad de la familia quede expuesta a la mirada de los demás y a una cierta pérdida de intimidad.

  • La comunicación con el hijo sobre la adopción: los padres tienen también que aceptar los orígenes del niño, en muchas ocasiones en ausencia de una información clara y completa sobre su historia que les ayude a entender y, si surge esta necesidad, apoyar la búsqueda de los orígenes de su hijo.

  • Falta de referentes sociales: la familia se enfrentar a conductas, problemas o retos que provienen de la historia del niño y para las que no cuentan con modelos apropiados.

  • La comprensión y reparación de los posibles daños que el pasado del niño haya podido dejar en su salud, su desarrollo, su afectividad o su conducta.

En los primeros momentos de la adopción, tanto los padres como el hijo tendrán que modificar su vida anterior (sus modos de relación, sus costumbres y sus dificultades) para construir una nueva familia en la que quepan todos, adoptándose y adaptándose mutuamente. El modo en que la familia afronte estos retos será definitivo para que, mas allá de los papeles, se construya una familia en el plano psicológico, afectivo y social.”





Durante este aprendizaje sobre adopción, a través del cursillo de la Xunta, de las lecturas, de los comentarios y blogs leídos en Internet… se me ha hecho muy patente que las familias formadas por adopción tienen características específicas. Tienen muchísimos puntos en común con las biológicas pero también es cierto que hay cuestiones que son inherentes a la adopción. Creo que hay que reflexionar sobre ellas para embarcarse en este proceso de una forma consciente.

El primer punto del texto anterior me parece fundamental: la superación de duelos.

¿Qué me supone la infertilidad? En un primer momento pensé que muy poco. Desde que era muy pequeña me pareció que la adopción era una magnífica forma de tener hijos. El embarazo lo veo como un medio, pero no como algo que desee por sí mismo (supongo que porque llevaba muchos años pensando en adopción). Lo del legado genético nunca tuvo para mí mucha importancia, no voy a negar que me hubiese gustado que nuestros hijos tuviesen los ojos verdes de su padre, pero no es algo que me quite el sueño. A mi genética renunciamos pronto, en el segundo tratamiento ya me despedí (sin demasiada pena) de mis óvulos, así que… ¿qué duelo debía elaborar?
Hay algo de lo que sí he tenido que despedirme, ya lo comentaba en la entrada anterior del blog: estar con mis hijos desde el minuto cero. Asumir que habrá sufrimientos que no les podré evitar, y ya sé que cuando estén conmigo también habrá cosas inevitables, pero no estar ahí para consolarles... Este es mi duelo. Puedo hablar de ello con serenidad, así que supongo que está superado.

El proceso de adopción… lo voy llevando bien (menos mal, porque estamos sólo al principio). Relaja enterarse de que las entrevistas para la idoneidad no tienen como fin juzgarnos como buenos o malos padres; sino valorar si en el momento actual, nosotros y nuestras circunstancias, estamos preparados para asumir la paternidad adoptiva de los niños para los que nos ofrecemos, con todas esas características específicas que tiene. De la espera… ya os hablaré muuuuuuuuuuuucho porque aún no ha empezado oficialmente.

Lo de la “paternidad instantánea” me llamó mucho la atención. ¿Instantánea? Pero si cuando llegue el momento habrán pasado unos siete años desde que nos decidimos a ser padres. Pero claro, no debe ser lo mismo confiar en que algún día serás madre (durante años… y años… y años), que ver la cara de tu hijo en una foto grapada a su historial. Ahí te conviertes en madre… así… ¡de repente!... ayer no había niño y hoy lo hay. Visto así, algo instantáneo sí que me parece.

La “adopción visible” imagino que será un problema o no dependiendo de la gente que te rodee. Escuchamos consejos no pedidos en muchas facetas de nuestra vida (¿a quién no le han dicho alguna vez que se vaya de vacaciones para quedarse embarazada?) pero imagino que si se refiere a tus hijos el tema es mucho más sensible. Si además son ellos los que escuchan cómo alguien duda de que sean tus hijos “de verdad”, imagino que hay que contar hasta diez para zanjar el asunto con firmeza pero sin acabar tirándole de los pelos a alguien.

Sobre la comunicación con los hijos sobre la adopción, hay algo que nos recalcaron mucho en el cursillo: no mentir nunca y no juzgar a la familia biológica. Lo de no juzgar, dependiendo del caso, puede ser difícil, pero hay que hacer el esfuerzo. No debe ser nada fácil.

La falta de referentes sociales me da la sensación de que está disminuyendo, cada vez hay más información y la adopción está más normalizada. No obstante, nuestros hijos podrán tener asimilados comportamientos que les ayudaban a sobrevivir en “un entorno hostil”, que esperamos no hubiesen adquirido de estar con nosotros (una familia normalizada… y superestupenda, claro). Imagino que si siempre te puedes encontrar desbordada en la crianza de tus hijos, con momentos de no saber qué hacer, en estos casos más aún.

Queda para el final algo muy importante: la sanación de los daños del niño. Para eso nos estamos preparando, aún queda mucho por aprender.

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