miércoles, 23 de diciembre de 2009

POSITIVO

Es oficial ¡ESTOY EMBARAZADAAAAAAAA! Después de dos años deseándolo y de toda la betaespera totalmente convencida de que iba a ser positivo, la verdad es que aún no me lo creo.

Hoy nos hemos hartado de llorar mi marido y yo, y mañana la familia, porque daremos el notición después de la cena de Nochebuena, junto con mi hermana y su marido que también anunciarán embarazo. Estoy muy contenta. La beta me ha dado 76,el sábado tengo que repetir la beta para comprobar que todo evoluciona bien, y en unos 10-12 días ecografía.

¡Estoy en una nube! Gracias por acompañarme en este camino y FELIZ NAVIDAD.




Bendice alma mía al Señor porque ha hecho en mí maravillas.



viernes, 11 de diciembre de 2009

Betaespera

Es oficial, ¡soy betaesperante!
La transferencia fue una experiencia maravillosa, muy emocionante. Tengo a dos peques conmigo y espero que se agarren bien para quedarse con su mamá. Cuando la embrióloga nos enseñó su "primera foto" y nos dijo que estaban bien y que tenían todas las células que debían tener ese día... suspiré y pensé: "Que sí, que esta vez va en serio y esos niños se vienen con sus papás".
Ahora toca esperar, ¡Vaya Navidades vamos a celebrar!
Gracias por todos los ánimos recibidos. Un beso enorme para todas.

sábado, 5 de diciembre de 2009

GRACIAS

Una palabra me ronda la cabeza desde ayer a las nueve de la noche: “GRACIAS”. Y escrito así, con mayúsculas. Gracias porque hay una mujer que se ha convertido en mi hada madrina, que va a darnos el mejor regalo que pueda desear, va a colaborar en hacer que sea posible nuestro mayor sueño.

Ayer me llamaron por teléfono del IVI y me dijeron que el lunes será la punción de mi donante. Sólo puedo pensar en ella, se me llenan los ojos de lágrimas de la emoción, le diría tantas cosas… que es lo que más deseamos, que sin ella no sería posible, que es una mujer excepcional…

Para ella y para todas las donantes que nos regalan vida: estas flores virtuales.



Esta vez tengo la sensación de que todo va a salir bien.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Una señal... o dos

Durante el mes de octubre se celebra cerca de mi casa la fiesta de la Virgen de Pastoriza, a la que mi madre le tiene mucha devoción. Recuerdo ir a la romería todos los años desde muy niña. Mi madre compra velas y cuerpecillos de cera para ofrecerlos con sus peticiones. Como en todas las romerías, se mezcla el sentimiento religioso y la tradición popular. Este año ha llevado “un cuerpo de mujer” por mi hermana y por mí y “un cuerpo de hombre” por mi marido y mi cuñado. Ya imagináis cuál era su preocupación.

Mi marido y yo fuimos el último domingo, tres días después de la fecha en la que debía ser nuestra transfer. Y me ha pasado algo curioso, que me reconforta cada vez que lo recuerdo, esta vez me ha parecido recibir una señal.

La lectura del Evangelio era la del ciego que se acerca a Jesús pidiendo ayuda y este le pregunta “Y tú, ¿qué quieres de mí?”. El sacerdote en la homilía lo recordó, la mayoría acudimos al santuario con una petición y Jesús me preguntaba directamente:

- Y tú, ¿qué quieres de mí?
- ¡Ser madre! – mi respuesta fue inmediata.

Me di cuenta de lo que encerraba: no pido que mis hijos se parezcan a mí, no pido tener un embarazo… sólo pido ser madre. Dos días después de haber llamado a la clínica para confirmar que nos decidíamos por la ovodonación, esto me pareció una señal.

Pero aún me quedaba otra. En una parte de la celebración, cantamos una canción a la Virgen que aprendí de niña en el colegio, con un estribillo que hoy cobra nuevo significado para mí:

“Hoy he vuelto Madre a recordar
Cuántas cosas dije ante tu altar,
Y al rezarte puedo comprender
QUE UNA MADRE NO SE CANSA DE ESPERAR”.

Ahí estaba, la señal definitiva: Dios me decía que hay que seguir luchando, que no desespere.

Hoy sabemos que nuestro cerebro puede mentirnos ya que sólo tiene un fin, sobrevivir. Quizá sólo oí lo que quería oír, y la interpretación la hizo mi querido cerebro, empeñado en que sea feliz para vivir más años. Puede ser, pero a pesar de toda mi racionalidad y mi pensamiento científico ¡HOY CREO EN LAS SEÑALES!



viernes, 23 de octubre de 2009

Nueva esperanza

Finalmente no pudo ser, ayer por la mañana nos llamaron de la clínica diciendo que el embrioncito se había parado. Fue un momento muy duro, pero nos mantuvimos más o menos serenos, eso sí, me harté de llorar.

Quiero daros las gracias por el apoyo que me habéis dado, os mando un beso gigante a todas.

Nos pasamos igualmente por la clínica para analizar la situación, y allí las noticias iniciales tampoco fueron buenas: que de 6 óvulos sólo fecundase uno (con una calidad de semen buena) es muy raro, si además ese se paraba… la conclusión es que los óvulos, debido a la endometriosis, son de muy mala calidad, tan mala, que intentarlo otra vez tiene prácticamente nulas posibilidades de éxito, y nos embarcaríamos en un largo proceso; primero para tratar la endometriosis (medicación y cirugía) y después volver a iniciar el tratamiento con el peso de la probabilidad tan baja de lograr un embarazo.

Pero se abrió una ventana: nos proponen la ovodonación con bastantes posibilidades de éxito, ya que, en principio, la endometriosis no afecta a la implantación. Así que, ¡nos hemos decidido! Iniciamos un nuevo camino y estamos llenos de esperanza.

¡Esta vez va a ser posible!

miércoles, 21 de octubre de 2009

Esperando noticias

¡Estoy de los nervios! Ayer el doctor consiguió extraer cuatro óvulos, suficientes para seguir adelante, así que descongelamos los dos que ya teníamos y ¡a fecundarlos!
Con los dos vitrificados hicieron ICSI y con los frescos FIV convencional, hoy estoy atacada esperando la llamada en la que me digan cuántos han fecundado.

Me prescribieron dos días de reposo moderado tras la punción y como ayer tenía molestias decidí no ir hoy a trabajar, por si me encontraba mal y en previsión del ataque de histeria que tendría esperando noticias. Y no me equivoqué, ya apenas tengo molestias pero la histeria… esa no me la quita nadie. Contra pronóstico dormí toda la noche (estaba agotada del estrés) pero desde que me levanté me pegué al teléfono y no lo suelto. Me senté en el sofá para ver un rato la tele, pero aguanté poco; me vine al ordenador para adelantar algo de trabajo, misión imposible; pensé en planchar el montón de ropa que tengo acumulado, y no llegué a enchufar la plancha… lo dicho ¡estoy de los nervios!... y esto es sólo el principio… ¿quién me aguantará en la betaespera?... Voy a tener que apuntarme a yoga o, mejor, apuntaré a mi marido.



domingo, 18 de octubre de 2009

El martes: punción

Ya tenemos fecha para la punción: el martes a las ocho y media de la mañana.
La verdad es que estamos muy animados, hoy el doctor nos dijo que se veían tres folículos con muchas posibilidades, por su tamaño y su posición, y había alguno más, algo más pequeño y peor situados (los endometriomas haciendo de las suyas... ya se sabe), pero que ¡iríamos a por todas! Qué bien me suena eso de "a por todas", me llena de ilusión. Tenía poca confianza en que nos bastase esta estimulación para llegar a la transferencia, pero ahora me parece posible y ¡estoy de los nervios!, me asaltan infinidad de preguntas: ¿habrá óvulos en esos tres folículos?... ¿serán de buena calidad?... ¿bastarán finalmente 5 para proseguir el tratamiento?... ¿hay vida en otros planetas?... ¿engordan las rayas horizontales?... A estas y otras preguntas les daremos solución el próximo día 20, ¡no se lo pierdan!


Hoy lo hemos celebrado comiéndonos un "bacalhau a Fortaleza" en Valença do Minho, un pueblo portugués con una fortaleza magnífica. Os dejo con una foto para que veais lo increíble que es.





lunes, 12 de octubre de 2009

Va progresando

¡A las buenas noches! Ya llevo varios días de estimulación y parece que va dando sus frutos. Ayer tuve control y se veían tres pequeños folículos, esperamos que en el control del miércoles veamos cómo crecen y crecen... y se transforman en folículos de provecho... y llegará un día en el que quieran su independencia y nos presenten a su novia... bueno... puede que esté desvariando (no había leído esto en los efectos secundarios de la medicación); el caso es que esperamos que crezcan, incluso que aparezcan más. Eso sí, en el ovario derecho, porque el izquierdo lo doy por desaparecido en combate; parece que con el quiste (ese sí que está grande) no se ve mucho movimiento; aunque quizá me sorprenda.
Esta noche estoy especialmente contenta, mi marido me ha puesto la inyección intramuscular. ¡Es mi héroe! De hecho, me ha dolido menos que la que me puso una enfermera hace dos días. Estoy también orgullosa de mí: no le grité, no le di una patada (este era un temor importante), no le dije veinte veces cómo tenía que hacerlo (sólo tres o cuatro)... En fin, noche de superación personal para los dos.
Seguiré informando.

martes, 6 de octubre de 2009

De nuevo a la carga

Tengo un poco abandonado el blog, pero vuelvo con noticias: esta mañana he tenido la primera ecografía para empezar el nuevo ciclo de estimulación. Esta noche ya me toca tomarme dos pastillas de Omifin y a partir del viernes, además, me tengo que pinchar tres ampollas de HMG-Lepori.

Cuando ya pensaba que tenía superado el tema de las inyecciones, me he llevado una sorpresa ¡esta vez son intramusculares! Así que ya veo a mi marido, jeringa en mano (¡con una aguja enorme!... que yo la he visto… que es de las que utilicé la otra vez para hacer la mezcla) persiguiéndome por toda la casa. ¿Podrá soportarlo nuestro matrimonio? Supongo que sí, pero es una dura prueba.

El próximo domingo, tenemos el siguiente control, a ver cómo se portan mis ovarios. La verdad es que hoy me ha dado la impresión de que el doctor no los veía con buenos ojos, yo tampoco espero que hagan un gran trabajo, sólo les pido que repitan: conseguir dos óvulos sería una fantástica noticia.

martes, 15 de septiembre de 2009

Tras unos días de descanso

Vuelvo de nuevo al mundo bloguil tras unos días de descanso, unas minivacaciones de tres días visitando León (magnífica catedral y fantástico el Musac, pondré fotos).
Tengo noticias, el miércoles pasado tuve revisión y nos confirmaron que los pasos a seguir serían un mes con anticonceptivos y después vuelta a la carga con una nueva estimulación, probaremos una medicación diferente para ver cómo resulta. Nos comentó el doctor que por la endometriosis ya esperaba una baja respuesta ovárica, pero no suponía que sería tan baja; nos dijo que tenía una endometriosis "muy agresiva"... será porque la he tenido sin vacaciones de verdad, pero después de estos días, seguro que está más dócil. Deberíamos conseguir cinco o seis óvulos antes de fecundarlos, así que en una o dos estimulaciones esperamos tener suficientes. Ojalá todo vaya bien y tengamos noticias "positivas" para Año Nuevo.
También hemos celebrado nuestro segundo aniversario de boda, han sido unos días muy especiales. Estoy muy animada, me da la impresión de que seguimos hacia adelante sin parar.

viernes, 28 de agosto de 2009

De vuelta de la punción

Estoy de vuelta. Esta mañana tuve mi primera punción y aunque el resultado no fue el mejor de los posibles, la verdad es que no está mal y estamos muy contentos.

El doctor consiguió extraer dos óvulos, sólo dos, pero nos confirmaron que estaban maduros (hice pocos, sí, pero los hice muy bien). Nos recomendaron no continuar con la fertilización para la transferencia ahora, porque las probabilidades de éxito con dos óvulos eran más bajas; así que los congelamos y los guardamos para la próxima. Entraba dentro de los esperado por culpa de la endometriosis, así que nos lo tomamos bastante bien. Nos hubiese gustado tener cinco preciosos futuros embriones, pero bueno, nos conformamos.

Con la próxima regla tengo que volver a control y veremos cuando comenzamos otra estimulación ¡a por otros dos!

Parece que tengo una hucha donde ir guardando los óvulos y cuando tenga suficientes ¡la rompemos!

miércoles, 26 de agosto de 2009

¡A por la punción!

En el control de hoy el ginecólogo ha visto cinco folículos de entre 15 y 18 mm., así que el viernes a las ocho y media de la mañana ¡punción! Espero que puedan conseguir esos cinco óvulos preciosos y que no se pierda ninguno por el camino. Ya estoy empezando a ponerme histérica, creo que mañana va a ser un día muuuuuy largo.
Hoy me pondré la última inyección a las nueve de la noche, el Ovitrelle, tengo pánico escénico por mi "última actuación de la temporada"; llevo toda la tarde pensando en "y si se me cae la jeringuilla y se rompe"... como solo tengo una (la cabeza a veces me juega malas pasadas).
Y para celebrar el último "pinchazo" dejo este vídeo. ¡Deseadme suerte!

lunes, 24 de agosto de 2009

Y van seis

Siguen las buenas noticias, en el control de hoy se veían 6 folículos de tamaños variados (entre 7 y 15), para tener un poquito de todo. El doctor nos dijo que "va muy bien", me pareció notarle la cara un poco sorprendida... creo que no soy la única que no confiaba mucho en mis ovarios.
A partir de hoy, a los 225 de Fostipur tengo que sumarle una jeringuilla de Orgalutran, para controlar que esos óvulos preciosísimos que cultivo no empiecen a brotar a lo loco. Esta tarde me tocarán dos pinchazos, con mi "larga experiencia", esto ya no me causa estress. El miércoles otra vez control y la punción... tachán, tachán... probablemente el viernes o el sábado.

sábado, 22 de agosto de 2009

¡Cuatro!

Pues sí, ya se ven cuatro folículos. Sus medidas son (más o menos), dos de 6, uno de 7 y un campeón de 11. Yo iba con la esperanza de que se viesen al menos dos, cuatro sería un éxito, y así fue. Salimos contentísimos de la clínica. Ahora toca seguir con la misma dosis de medicación y el lunes otra vez control.
Por cierto, me reafirmo en que lo más peligroso de los pinchazos es abrir las ampollas. En la barriga casi no se notan los puntitos rojos, pero en los dedos tengo algún cortecillo de las dichosas ampollas ¿para cuando tapones con rosca?

martes, 18 de agosto de 2009

Setembro y las agujas.

Bueno, ya me he plantado en el día 6 de la estimulación.
Lo de los pinchazos lo tengo superado.
Soy arquitecto y a veces, sólo a veces, me da algún ataque de vértigo, imaginaos la escena: la señora directora de obra, en lo alto del andamio, agarrada a la barandilla diciéndole al jefe de obra “¡que no, que no me muevo! ¡no pienso dar un paso! ¡que venga mi mamáaaaaaaa!”. Afortunadamente esto nunca ha sucedido y la forma de conseguirlo es no pensar, me acerco al andamio y automáticamente tiro para arriba, así… sin parar, y luego ya me centro en la obra y en lo que tengo que mirar… normalmente me funciona. Si por el camino me paro… mala cosa, empiezo a pensar “y siiii… me tropiezo, me caigo totalmente estirada en la plataforma, no consigo agarrarme a nada ni que nadie me agarre, ruedo hasta la barandilla, soy de la medida justa para colarme entre los dos soportes verticales, remonto el rodapié y… ¡caigo al vacío!” es poco probable, lo sé, pero tengo una mente enrevesada, y recordemos que las fobias no son algo racional. Me pasó una vez (lo de quedarme paralizada, no lo de caerme, claro) y menos mal que detrás venía mi marido (y compañero) y me tranquilizó.
Pues bien, lo mismo que con las alturas me pasa con las agujas, así que decidí que lo de las inyecciones iba a ser así: sin pensar.

El jueves día 13 (gran número ¿no?) a las nueve menos cuarto estaba hecha un flan, cogí todos los bártulos y mi marido me preguntó:

-¿Dónde lo vas a hacer?
- En el baño.
- A lo mejor estás más cómoda en el dormitorio.
- ¿Eh? Bien, pues en el dormitorio entonces.
- O, quizás, estés más cómoda en la cocina.
- ¡Voy a hacerlo en el dormitorio, no me des más opciones!


Saqué dos ampollas de disolvente, dos frasquitos con el concentrado, la jeringa, la aguja grande, la aguja pequeña, la toallita con alcohol, las instrucciones… ¡qué despliegue! “Bien, vamos allá, ¡sin pensar!”. Primero romper las ampollas, ¡qué duras!, pero bueno, lo conseguimos (yo una y la otra mi marido), coloque la aguja grande en la jeringa, y la llené con el líquido, luego lo fui inyectando en el frasquito, ¡esto es fácil!, y lo repetí con la otra dosis. Después llené la jeringa con el medicamento ya mezclado, una ampolla y media, estaba tan nerviosa que miré unas cuatro veces si la jeringa tenía 1,5 ml. Bien, ahora a cambiar las agujas, no era capaz de sacar la grande, lo hizo mi marido, creo que simplemente con lo nerviosa que estaba no tenía ni fuerzas, coloqué la pequeña, le quitó mi marido el capuchón (yo otra vez sin fuerzas), le saqué el aire (lo de la gota en la punta de la aguja lo cambié por un chorrito, ¡era la primera vez!), me desinfecté la zona elegida de la barriga y respiré hondo.

Bueno, era el momento de la verdad ¿sería capaz de ponérmela? La apoyé en la barriga y casi entró sola ¡la había clavado! ¡Sí, sí, sí, ya había acabado!... pero no, no había acabado, faltaba empujar el émbolo y yo ya de relax después de tener la adrenalina disparada ¡no era capaz! No sé lo que me pasó, pero mi marido me decía:
- Ahora tienes que empujar.
- Pero si ya empujo.
- Pues el émbolo no se mueve.

¡Y no se movía! Aunque mi sensación era como si estuviese haciendo muchísima fuerza. Noté que me empezaba a poner histérica, y eso no es nada bueno, parecía que finalmente no era capaz de hacerlo. Imaginad por un momento la escena, una mujer con fobia a las agujas, con una jeringuilla clavada en la barriga y sujetándola con la mano; yo me vi así y pensé “si la quito ahora ¡tendré que ponérmela otra vez!”, creo que la idea de repetir le dio fuerzas a mi mano y el líquido empezó a entrar.

¡Síiiiiiii, lo había conseguido! Pero aún me quedaba un pequeño susto. Allí estaba yo, tan feliz, introduciendo el medicamento, cuando mi marido (se pasó el rato diciéndome cosas, el pobre) me dijo:
- Vaya, parece que se te está acumulando.
- ¿Qué?
- Que se te está acumulando el líquido en la piel.

Me lo soltó así, tan tranquilo, con cara de “no pasa nada”, pero cuando yo vi la vejiga que se estaba formando pensé que me desmayaba.
- Pero si no pasa nada
- ¿Cómo que no? ¡Se está formando una vejiga!
- Pero eso se reabsorbe.
- ¡Tengo una vejiga!
- Que no pasa naaaaada.

Preferí no seguir pensándolo, acabé con el líquido y retiré la aguja. Por fin había acabado todo. Y la verdad es que en unos diez minutos la vejiga había desaparecido. Lo viví como una aventura, al día siguiente todo fue mucho más fácil y ahora hasta lo hago con soltura, me llaman “la reina de las agujas” (bueno, me lo llamo yo).

Esta es mi aventura con los pinchazos, es la parte de terror-humor de la película, me gusta reírme de mis miedos, pensando en estos “problemas” me olvido de lo que da miedo de verdad. En el control de ayer no se veía ningún folículo, el doctor dice que mis ovarios “están muy malitos por la endometriosis” (mi teoría es que con el verano están de vacaciones), el viernes vuelvo para ver cómo va la cosa. Mientras tanto, me toca confiar en que las inyecciones de esta semana van a tener un efecto portentoso y para el viernes habrá… no sé… por lo menos cuatro folículos preciosísimos. Voy a visualizarlo, a ver si así lo consigo.

martes, 4 de agosto de 2009

¡Buenas noticias!

La visita del 31 fue un éxito. Valieron la pena los sofocos y las noches sin dormir… ¡los quistes se redujeron casi a la mitad! Tenía el temor, la verdad es que muy poco fundado, de que en realidad estuviesen más grandes y que la ginecóloga me dijese con cara de sorpresa: “Al final habrá que operar”, pero no fue así. ¡Todo marcha según lo previsto!

Así que el 13 de julio empezaré con las inyecciones para la estimulación ¡ALLÁ VAMOS!

Tengo aún unos días para mentalizarme. De vez en cuando, abro la cajita que me dieron con las agujas y las jeringuillas y las miro con recelo. Desde luego, lo de pincharme no va a ser un problema cuando ya hemos llegado hasta aquí, pero me pone un poco nerviosilla. Imagino que al segundo día se me pasará y con aire de superioridad le diré a mis amigos: “Yo, me pongo las inyecciones sin mirar”.


Si es que de algo hay que presumir, además no será tan grande como la de la foto.


martes, 28 de julio de 2009

Un paso más

El día 19 de julio empecé con mi ciclo de anticonceptivos antes de la estimulación de la FIV, un pasito más. También encargué la medicación en la farmacia, la verdad es que me hizo mucha ilusión, aunque al saber el precio total dudé por un momento si debería comprar acciones de alguna farmacéutica.

El próximo viernes, el día 31, tenemos la próxima cita en la clínica. Ya estoy bastante nerviosa, ¿cómo les habrá ido a mis quistes? ¿habrán resultado provechosos los tres meses de sofocos?

Tengo sentimientos encontrados: por una parte, tengo la sensación de que llegamos al final, a lo que estábamos esperando, ¡el tratamiento!; pero por otra, soy consciente de que esto es realmente el principio. Es un momento de balance, de lo vivido hasta ahora y de lo que pueda venir, le doy demasiadas vueltas a la cabeza analizando cada situación posible. ¡Me volveré loca!
Lo cierto es que “empezaremos” con mucha ilusión, así que ¡a por todas!

viernes, 17 de julio de 2009

Salir del armario de la infertilidad

No me parecía tan difícil cuando pensaba en ello. Desde que supe que tenía problemas de fertilidad y que nos íbamos directos a FIV, decidí que no sería algo oculto porque no es algo de lo que avergonzarse, sólo es “otra forma”, posibilidades que nos da la técnica ¡bienvenidas sean!

La primera a la que se lo dijimos fue a mi cuñada, después padres y hermanos. Fue fácil. Nosotros estábamos muy positivos y el optimismo es contagioso. Más tarde a un par de amigas muy cercanas… ¿Y después?

Después, pensaba, con los amigos y el resto de la familia, lo contaré cuándo surja el tema (tampoco es que quiera ir pregonándolo); la típica pregunta “¿y los niños?”. En mi cabeza me imaginaba contestando “pues tendremos que tener paciencia porque tengo endometriosis y así es bastante complicado quedarse embarazada a la manera tradicional, vamos a intentarlo con una FIV”. Fácil… rápido… indoloro.

Estaba deseando que surgiese la pregunta, pero por arte de magia, parecía que se había esfumado del pensamiento de todos. “Bueno, tampoco voy yo a sacar el tema”.

Hasta que llegó el día:
- Y vosotros ¿para cuándo los niños?
- Bue… bueno… pueeeees… con paciencia.

Y nada más, hasta ahí llegué. Después llegaron otras oportunidades de contarlo a amigos y familiares, todas con el mismo resultado. ¿Por qué me resulta tan difícil?... Creo que es el miedo a que esas personas que quiero se queden preocupadas, o quizá a no ser capaz de aguantar el tipo todas las veces y acabar llorando en algún hombro, o el miedo a tener que dar explicaciones más adelante.

Esta semana me he propuesto romper este silencio. Sí, lo tengo más complicado para tener hijos ¿y qué? también soy lo suficientemente fuerte como para sobrellevarlo.

Se lo he contado a varios amigos y me he encontrado con mucha comprensión, con ánimos y me he quitado un peso de encima. Poder hablar con libertad de nuestros planes me relaja. También ha habido algún “Relaaaájate, que mucho lo hace la cabeza”. Me lo he tomado con una sonrisa, sabiendo que lo dicen con la mejor de las intenciones, e intentando explicar que eso no es cierto. Claro que si lo tengo que oír muchas más veces… no respondo.

Me gusta compartir las esperanzas.

domingo, 12 de julio de 2009

Mi cuerpo no es mi enemigo

Me cuesta entender esto y a veces me convenzo de todo lo contrario. Suelo confiar en mi cabeza pero mi cuerpo… buff… no es muy de fiar. Es un poco patoso, se resfría con facilidad y ¡le encanta la comida! A esto hay que añadirle las noticias recientes de mi endometriosis, que no es que el pobre no emitiese señales para llamar mi atención, pero debió de darse cuenta de que yo no las entendía.

Me convencí de que debía hacer dieta y bajar algunos kilos de más, pero esta vez no tenía fuerzas. Total… parece que mi cuerpo se empeña en recuperarlos en cuanto tiene oportunidad y la verdad es que estaba un poco molesta con él, porque todo esto de la infertilidad es culpa suya… claro.

Mi parte racional se quedó además muy justificada cuando escuché hace un par de semanas en el programa “Redes” de Punset que la fuerza de voluntad requería de un gran gasto de energía y de que no era ilimitada, por ejemplo, cuando alguien deja de fumar es fácil que engorde, porque concentra toda su fuerza de voluntad en no fumar y descuida lo que come ¡Por supuesto! ¡Eso es lo que me pasa a mí! Pongo mucha voluntad en ser feliz a pesar de la infertilidad y concentrarse en no comer cosas que engordan requiere una fuerza de voluntad extra. ¡Todo encaja!

Este fin de semana nos hemos ido a un balneario (regalo de cumpleaños de mi hermana y mi cuñado) y allí, tan relajada, decidí darle una oportunidad a mi cuerpo. Parece que las burbujas hacen pensar. Voy a sacar ese “extra” de voluntad. Hoy tomaré mi último café hasta la FIV (y después espero tener que seguir nueve meses más) y mi último dulce ya cayó como postre al mediodía. Además voy a dedicarle al menos media hora al día para hacer algo de ejercicio. Él tiene que esmerarse, reducir esos kilos que ganó con el Decapeptyl y los que ya tenía de reserva, y esforzarse en producir muy buenos óvulos ¡ese es el trato!
A ver si lo cumplimos.

miércoles, 1 de julio de 2009

Cumpleaños

Hoy ha sido mi cumpleaños, ¡35 añazos! Una edad clave en esto de la fertilidad; ya sabéis, entre los 30 y los 35 todo va bien; pero a partir de ahí… las posibilidades de lograr un embarazo de forma natural son cada vez menos… ¡JA!... ¡Me niego en rotundo!... Estoy segura de que hace cuatro años mi caso sería muy parecido, de hecho hace casi dos que lo intentamos y los 33 no me trajeron mejor suerte. Así que mañana no va a ser más difícil hacer realidad nuestro sueño, de hecho, va a ser más fácil, porque hay puertas abiertas para nosotros, hay opciones, estamos en marcha.

Hoy ha sido un día estupendo, me ha felicitado mi marido, el resto de mi familia, mis amigos y mis nuevas amigas en la red; recibir tanto amor reconforta mucho, saberse acompañada hace que los pies sean más ligeros y que el camino parezca más amable. GRACIAS.

Hoy quiero hacerme un ciberregalo, para mí y para todas vosotras. Es una canción de Bebe, “Ella”, de su primer disco “Pa fuera telarañas”. Me anima mucho. Habla de mujeres que superan sus miedos y para qué negarlo, lo de la infertilidad da mucho miedo.

Me quedo con una frase: “Hoy vas a ser feliz aunque el invierno sea frío y sea largo”.

"Ella se ha cansado de tirar la toalla,
se va quitando poco a poco telarañas.
No ha dormido esta noche pero no esta cansada,
no miró ningún espejo pero se siente toda guapa.

Hoy ella se ha puesto color en las pestañas,
hoy le gusta su sonrisa no se siente una extraña,
hoy sueña lo que quiere sin preocuparse por nada,
hoy es una mujer que se da cuenta de su alma.

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para ti,
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño,
hoy vas a comprender que el miedo se puede romper
con un solo portazo,
hoy vas a ver reír porque tus ojos se han
cansado de ser llanto, de ser llanto,
hoy vas a conseguir reírte
hasta de ti y ver que lo has logrado.

Hoy vas a ser la mujer que te de la gana de ser,
hoy te vas a querer como nadie te ha sabido querer,
hoy vas a mirar pa adelante que pa atrás ya te dolio bastante
una mujer valiente, una mujer sonriente
mira como pasa, ja.

Hoy ha nacido la mujer perfecta que esperaban
ha roto sin pudores las reglas marcadas
hoy ha calzado tacones para hacer sonar sus pasos,
hoy sabe que su vida nunca más será una fracaso.

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo es para ti
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
hoy vas a conquistar el cielo sin mirar lo alto que queda del suelo;
hoy vas a ser feliz aunque el invierno sea frío
y sea largo, y sea largo
hoy vas a conseguir reirte hasta de ti y ver que lo has logrado."

miércoles, 24 de junio de 2009

La noche de San Juan

Esta noche celebré una de las fiestas que más me gustan y que me traen mejores recuerdos de mi niñez: la noche de San Juan.

En casa de mis padres quemamos una gran hoguera, comimos sardinas (yo, también jurelos), cachelos (patatas cocidas con su piel) y saltamos tres veces la hoguera (lo confieso, a mí me separaron un tronquito) pidiendo un deseo, ¿imagináis cuál? Oficialmente quedamos libres de “meigas” para todo el año, a ver si se nota. Sólo me faltó lavarme esta mañana la cara con agua con flores a la que le haya caído el rocío; pero viviendo ahora en un piso, esto se pone complicado.

Recuerdo la fiesta cuando era niña: el colegio había terminado el día anterior, la primera tarde de vacaciones de verano la pasábamos recogiendo hierbas aromáticas y flores para poner en el agua, montando la hoguera y construyendo algún muñeco de cartón y papel a modo de falla, con mi abuelo. Ya por la noche, asábamos las sardinas que comíamos al lado de la hoguera y después, se prendía. Me encantaba ver cómo ardía la madera y consumía nuestra “obra de arte”. Ver el fuego siempre me ha evocado algo misterioso y atractivo. ¡Feliz día de San Juan! ¡Feliz solsticio!

Foto de las playas de Riazor y Orzán en A Coruña llenas de hogueras.


martes, 16 de junio de 2009

Mi muro

Cuando el noviembre pasado empecé a plantearme que podía tener endometriosis y que eso supondría un problema serio para conseguir ser madre, por casualidad me compré un libro: “La última lección” de Randy Pausch, que contenía el dvd de la conferencia; fue un soplo de aire fresco. Desde entonces se lo recomiendo a todas las personas que quiero y están pasando por momentos difíciles: os lo recomiendo.

Es un canto a la vida de una persona a la que le queda muy poco tiempo, pero que a pesar de todo, no deja de lado el optimismo. Una enseñanza sobre la importancia del tesón, de la lucha hasta el final por conseguir aquello que quieres, de enfrentarse a las cosas de una forma realista pero intentando ser feliz, a pesar de que parezca que todo va mal.

Su forma de ver la vida se parece bastante a la mía, pero no tenía la certeza de que ante problemas graves se pudiese seguir pensando así. Siempre he creído que, al contrario del dicho, “un optimista es un pesimista bien informado”. Que detrás de cada problema no hay una enseñanza que no pudieses aprender de otra forma, pero que si te empeñas en ver únicamente lo malo: el desastre, si es inevitable, llegará, pero tú y los que quieres lo habréis pasado peor; y si puedes hacer algo por evitarlo, la única forma de conseguirlo es creer que puedes superarlo y hacer todo lo posible.

Hay dos frases en el libro que me llegaron al alma, porque eran totalmente aplicables a mi nueva lucha por la fertilidad: “No podemos cambiar las cartas que se nos reparten, pero sí cómo jugamos nuestra mano” y “Los muros están para frenar a la gente que no desea suficientemente algo. Están para frenar a los demás”.

La vida me ha dado una buena mano de cartas, sólo una parece que no encaja, utilizaré las demás para ganar la partida. Mi muro se llama “infertilidad”. Cuando en noviembre lo veía de lejos, parecía amenazante… inmenso… no me atrevía a mirarlo de frente… quizá si me acercaba con los ojos cerrados al llegar allí descubriría que no era para mí. No sirvió de nada, en marzo me encontré plantada ante él. En la consulta de la ginecóloga me pareció que se iba a caer sobre mí, pero fue sólo un momento, al tocarlo descubrí que había algo oculto que desde lejos no se apreciaba: había una opción, la ciencia salía en mi auxilio.
La subida al muro parece tortuosa, pero nada me detendrá. Del otro lado está lo que más deseo, MIS HIJOS.


“Tranquilos niños, mamá va para ahí”.





lunes, 8 de junio de 2009

Los calores estivales

El viernes pasado tuvimos consulta en la clínica de fertilidad. Esta vez las noticias fueron estupendas porque las pruebas de mi marido salieron bien… una cosa menos de la que preocuparse.

Yo, por mi parte, estoy a vueltas con los sofocos, sobre todo por las noches. Creo que hace un mes que no duermo tres horas seguidas. Esta menopausia inducida espero que sirva para reducir los quistes, ¡aunque sólo sea por asfixia!
Para compensar el cansancio, por las mañanas he vuelto a tomar café (llevaba un año tomándolo sólo en ocasiones especiales) ¡lo echaba tanto de menos! El caso es que cada vez estoy más harta de las noches en vela, así que he estado buscando en internet remedios poco invasivos para mejorar los efectos de la menopausia y ¿qué me he encontrado? … que el café es malíiiiiiiisimo. Así que me he propuesto cambiarlo por la valeriana antes de acostarme, a ver si así no me despierto entre sudores.

Durante el día lo llevo mucho mejor, si me entran los calores me quito la chaqueta… y para darle un toque de estilo me he comprado un abanico, tengo que aprender su lenguaje… “si lo agito rápidamente sobre mi pecho quiero decir: ¡tengo un sofoco que me muero!”



lunes, 1 de junio de 2009

En el peor de los casos

Hoy es un día especial, hace catorce años que mi marido y yo nos dimos nuestro primer beso. Él es mi COMPAÑERO. Compartimos vida, trabajo, ilusiones y sueños. Él es mi apoyo.
Recuerdo que hace un par de meses yo hacía planes, ya sabéis, de la A a la Z: primero, a ver qué nos dicen en la clínica de reproducción; supongo que me operarán, después si todo va bien… y si no pues… y así llevaba un buen rato; estaba encantada pensando en todas las posibilidades cuando él me dijo:
-Y en el peor de los casos, si no pudiésemos tener hijos…
- ¿Qué? Esa nos es una opción posible.
- Sí, sí.. en el peor de los casos…
- Que no, que eso no es algo a considerar; de una forma o de otra tendremos hijos.
- Ya, bueno, pero en el peor de los casos…
- ¿Me estás oyendo? ¡Que no hay esa opción!
- ¡Escúchame un momento!
A regañadientes decidí escuchar, pero bastante enfadada.

- En el peor de los casos: que no podamos tener hijos… ¿cuál es la opción? ¿que pase toda mi vida contigo, los dos juntos?... ¿dónde hay que firmar?

Me quedé boquiabierta, sin saber qué decir, con los ojos húmedos y pensando en la gran suerte que había tenido al encontrarme con Él.

lunes, 25 de mayo de 2009

As nove ondas

Se calcula que los problemas de fertilidad afectan al 15% de las parejas españolas. Se constata una merma de la fertilidad masculina por disminución del recuento de espermatozoides y de la movilidad de los mismos; además, las mujeres inician la búsqueda de la maternidad a edades cada vez más avanzadas, y por tanto, menos fertiles. ¡Vaya panorama!
Cuando pensaba en lo mal que vamos en esto de tener hijos, recordaba que de todas formas esta no es una preocupación nueva, existen una enorme cantidad de ritos ancestrales encaminados a lograr la fertilidad. En mi tierra, Galicia, hay uno muy conocido: tomar las nueve olas en la playa de A Lanzada. Consiste en ir a esta playa en la noche del sábado al domingo del último fin de semana de agosto (o en la noche de San Juan, según las versiones), meterse en el agua y dejar que batan contra el vientre nueve olas. Y por seguir con tradiciones como “crer non creo, pero habelas hainas”, como decimos por aquí de las “meigas” (brujas), pueees… quizáaaaa… si ese fin de semana no tengo un plan mejor… puede que me pase por allí a finales de verano, que un bañito a medianoche siempre viene bien ¿alguien se apunta?, lo digo por alquilar un autobús entre todos, que un 15% son muchas parejas.

Anochecer en A Lanzada

Y para acabar, un fragmento de un poema de Sabino Torres Ferrer sobre este rito:
“Nudez na noite;
ansiedade por atinxir un soño,
un latexo profundo aínda sen pulso.
Láiase a apaisonada carne;
Nove coiteladas, nove ondas,
Aloumiño das túas mans de neve branca.”

Traducción del gallego:
Desnudez en la noche;
Ansiedad por conseguir un sueño,
Un latido profundo aún sin pulso.
Se lamenta la apasionada carne;
Nueve cuchilladas, nueve olas,
Cariño de tus manos de nieve blanca.

lunes, 18 de mayo de 2009

Setembro 2 – Pólipos 0

¡Gané! Me gustaría contar una historia épica: yo sola frente a mi pólipo, histeroscopio en mano; de repente apareció otro para ayudarle, pero no me amedrentaron. Me enfrenté a ellos, blandí las pinzas, un corte aquí… otro allá. Fue una batalla dura, pero al final logré la victoria…… Pero la verdad es que no fue así, ¡ni me enteré!

El anestesista tras palpar mi brazo izquierdo y decir un par de veces “no se ve ninguna vena” consiguió acertar con la aguja a la primera. En seguida conectó la sedación a la vía y en ese momento noté que las luces del techo parecían moverse, antes de que yo dijese “me mareo” ya me advirtió que me iba a dormir. Un respiración profunda y lo siguiente que sentí fueron unas palmaditas en la cara mientras oía: “Setembro, ya ha pasado todo”… ¿Cómo que ya ha pasado todo?… ¡si no me he enterado!

Me llevaron a la habitación donde me esperaba mi marido. El ginecólogo ya había hablado con él y le había dicho que todo fue muy fácil. Me quitó el pólipo que se veía en las ecografías y otro pequeñito que descubrió. Todo bien. Unos minutos después una enfermera me preguntó qué quería para desayunar, la miré mientras pensaba “¿pedir un croissant estaría fuera de lugar? ¿qué me ofreces?”, tímidamente respondí “no sé”, me propuso tomar un café y asentí: café, agua, zumo y un par de sobaos. Hubiese estado mejor el croissant, pero bueno, me lo tomé encantada.

Una hora después me dieron el alta. Ninguna molestia, ningún dolor. No me engañaron cuando me dijeron que era sencillísimo.

Primera prueba: ¡SUPERADA!

lunes, 11 de mayo de 2009

El jueves… histeroscopia

Iba a ser mañana, pero al final será el jueves. Mi pólipo en el útero va a pasar a ser historia: adiós… buen viaje… no te echaré de menos.

Me cambiaron la fecha porque les di demasiada información. En la primera visita a la clínica de fertilidad me pidieron dos analíticas: una para el preoperatorio para la eliminación del pólipo y otra, la serología típica antes de iniciar un tratamiento. Cuando fui a pedirlas me las hicieron a la vez, con lo que tengo un único informe de resultados.
Por supuesto, abrí el sobre y comprobé que todo estaba bien; ya sabéis que si algo aparece fuera del rango normal lo marcan con un asterisco y yo, médico no soy, pero los asteriscos los distingo a la primera. Sólo había uno, en los anticuerpos de la toxoplasmosis: “¡bien!” me dije, no tendré que preocuparme durante el embarazo de lavar las verduras exageradamente y podré comer jamón tan tranquila.
Así que el viernes llevé los resultados a la clínica y los dejé allí con cara de “ahí queda eso, estoy supersana”. Horas más tarde me llamaron para indicarme que los valores de los anticuerpos de la toxoplasmosis eran elevados (¡maldito asterisco! nunca me debí fiar de él) y que… sería mucha coincidencia… pero podría pasar… aunque sea raro…que esté pasando ahora la toxoplasmosis y entonces, sería mejor esperar unos días para operarme. Tendría que hacerme otra analítica y según el resultado me operarían el martes o lo retrasaban.
Era viernes, en mi clínica habitual no me darían los resultados el lunes. Ya me había organizado el trabajo y me había hecho a la idea, lo de cambiar de planes nunca lo he llevado bien, así que quería agotar todos los recursos, sin tener ni idea de medicina decidí convencer a la enfermera que me atendía por teléfono:
- ¿Cómo? Pero si la prueba de la toxoplasmosis era para el tratamiento, no para el preoperatorio.
- Ya… pero los valores son altos.
- Pero si fuese importante me la hubiesen mandado antes de operarme; el resultado va ahí porque me hicieron a la vez la analítica del preoperatorio y la serología para el tratamiento.
- Ya… pero dado el resultado.
- ¿Y si los hubiese llevado por separado? Me hubiesen operado, así que puedo repetir la analítica para comprobar si estoy pasando la toxoplasmosis, en cuanto tenga los resultados los llevo, pero el martes me opero igual.
- Hummmmm...
(Sí, sí… la convencí)
- Voy a preguntarle al doctor
Durante unos segundos saboreé la victoria.
- No, dice el doctor que es imprescindible tenerlos antes de la histeroscopia.
Vale, está bien… si el médico lo dice… ¡pero no me convence! mi razonamiento era muy lógico. Al final me fiaré de los profesionales.
Así que el miércoles tendré los resultados y el jueves me despediré de mi pólipo.

Lo mejor es que estos días estaré entretenida y sin ponerme nerviosa por la intervención, y todo por una de las instrucciones que me han dado: tengo que llevar camisón y zapatillas ¡tendré que elegir modelito!

domingo, 3 de mayo de 2009

Día de la madre

En primer lugar quiero felicitar a todas las que sois mamás, a las que estéis embarazadas y a punto de serlo, y ¿por qué no? a todas las que lo deseamos tanto.

Tenía un poco de miedo a este día, temía estar demasiado melancólica, pero la esperanza me puede en estos momentos y sólo pienso en que seguramente el día de la madre del próximo año lo celebraré embarazada.
Esto me hace pensar en dónde radica la especificidad de ser madre. Creo que no está en haber tenido un embarazo y un parto, o en rellenar formularios de adopción o en que tu pareja aporte a la familia un par de hijos… creo que ninguna de estas cosas es necesaria, ni mucho menos suficiente.
Ser madre es sentir un amor incondicional, estar dispuesta a darlo todo sin esperar nada a cambio; enseñar a tus hijos la alegría de la vida, a levantarse cuando se caen y hacerles saber que no hay nada para ti más importante que ellos, que siempre te tendrán para lo que sea, que les darás todo lo que puedas, que no regatearás en mimos, que cuando te enfadas con ellos estás llorando por dentro (y por fuera, a veces), que estarás a su lado aunque sus decisiones no te parezcan las correctas, que no puedes vivir sin ellos y que aceptas también las críticas que puedan hacerte, aunque te sienten fatal. Cuando la mayor recompensa es que tus hijos transmitan a los suyos el mismo amor.
Lo que deseo de verdad es “ser madre”, lo de los tratamiento de fertilidad a la búsqueda del embarazo es el medio que hemos elegido para conseguirlo.

Gracias mamá por enseñarme lo que es ser MADRE.

miércoles, 22 de abril de 2009

Primera visita a la clínica

El lunes fuimos por primera vez a la clínica de fertilidad.
Iba con una idea clara en la cabeza: si salía de allí con la confirmación de que la operación de endometriosis sería por laparoscopia y fecha para la intervención en, pongamos, dos meses; sería un éxito. Tenía muchísimas ganas de operarme, pensaba en el momento en que se acabasen los dolores de regla, pinchazos...

Cuando llegamos nos atendieron muy amablemente y esperamos en una sala situada en la entrada, a los pocos minutos pasamos a un despacho para tomar nuestros datos y hacernos una ficha. Un rato más tarde entramos en la consulta.
Nos recibieron dos doctores y una enfermera (¡qué despliegue!), esto me impuso un poco, la verdad, tanta atención abruma.
Para empezar una frase que me encantó: “A ver qué podemos hacer por esta familia”, supongo que lo dicen por rutina, pero a mí me sonó estupenda.
Algunas preguntas sobre el tiempo de búsqueda, enfermedades… y les enseñé mis ecografías con cara preocupada y pensando “ahí va eso ¿qué me decís?”, las miraron y me preguntaron por los síntomas que tenía de endometriosis.
Pasé a la zona de revisión ginecológica y me preparé mientras le hacían ahora las preguntas a mi marido. Entraron los dos médicos y la enfermera (¡cuánto público!). Allí estaban los quistes y mi pequeño pólipo, los vieron, los midieron y nos fuimos otra vez al despacho.
Entonces nos empezó a contar el doctor que la operación era una opción (yo tenía cara de “sí, lo sabía ¿cuándo, cuándo?, adiós a los dolores”) pero que por estudios recientes habían llegado a la conclusión de que era mejor no intervenir (¿eh?), que la tasa de embarazos era similar en mujeres operadas y no operadas; y que la respuesta de los ovarios eran mejor antes de intervenir; así que si no me dolía mucho, podía llevar una vida normal y quería tener hijos, me recomendaban no operarme; si tenía dolores fuertes, entonces me operaban (¡ah!, pues la verdad, con pastillas no lo llevo tan mal... ¡buff!... lo que hace la cabeza). Desde ese momento me pareció que la operación era la peor de las ideas, entonces ¿qué nos proponían?
Nos dijeron que para controlar los quistes y probar si se reducían: tres meses con Decapeptyl, me provocaría una especie de menopausia y en ese tiempo me extraerán el pólipo (algo muy sencillo, según él) y tendremos una visita intermedia para ver cómo va. También en ese tiempo nos haremos las pruebas típicas. Y después… ¡empezamos!
Directamente a FIV, parece que con endometriosis las posibilidades de lograr un embarazo por método tradicional o IA son del 8% (¡bien!, vamos a lo seguro). La peor noticia fue que nos debemos preparar para que la respuesta de mis ovarios no sea óptima, palabras textuales: “si oyes que a otra le extrajeron catorce óvulos y a ti sólo dos, no te agobies, es normal”. Así que, parece que el camino puede ser largo, pero se ve la meta.

En estos dos días: ya me han puesto la primera inyección de Decapeptyl, ya me extrajeron sangre para los análisis, ya tengo cita con mi ginecóloga para ver cuándo me puede extraer el pólipo… ¡qué vorágine! ... ¡ME GUSTA!

La sensación de estar en marcha es fantástica, estoy en una nube ¡A POR TODAS!

sábado, 18 de abril de 2009

Estadísticas

Siempre me ha parecido una ciencia provechosa para conseguir razonamientos que apoyen tus convicciones. Por ejemplo, cuando llevas once meses intentando quedarte embarazada sin conseguirlo pero el optimismo llena tu vida, la estadística te dice que el 90% de las parejas logran un embarazo en un año de relaciones sin protección: “¡Aún estamos dentro del rango de la gran mayoría!”; por el contrario, en el mismo caso pero el día siguiente a que te haya venido la regla, la estadística también te dice que el 80% de las parejas logran un embarazo a los seis de iniciar los intentos: “¡Noooooo, estamos en el 20% que tarda entre seis meses y un año o que tiene problemas de fertilidad!”.

El lunes tenemos nuestra primera consulta en una clínica de fertilidad: tiene una tasa de embarazos logrados del 55%, que aumenta a un 90% considerando resultados acumulados en cuatro intentos. Estoy muy emocionada ¡los resultados son magníficos! Si después del primer tratamiento algo va mal, ya investigaré los pormenores de los datos, por ahora “¡la estadística me sonríe!”

miércoles, 15 de abril de 2009

Amuletos

Nunca he creído en los amuletos, de hecho no creo mucho en la suerte aunque me considero una persona afortunada (pensamiento contradictorio, ya lo sé). El caso es que desde hace poco tengo un amuleto. En Navidades mi hermana me regaló una pulsera de esas que se van completando con abalorios, y en marzo, después de afrontar la cruda realidad en la consulta de mi ginecóloga, mi marido me regaló un abalorio de color verde para que nunca pierda la esperanza.

Eso sí que me vale, no es que el objeto en si me vaya a traer buena suerte pero cada vez que lo veo me repito “lo vamos a conseguir”.

Hoy pensé que había perdido la pulsera y hasta estaba un poco agobiada, pero al final la encontramos. Miré mi abalorio verde y recordé mi mantra.

lunes, 13 de abril de 2009

Mi endometriosis

Para las que no sepais de qué va, os cuento lo poquito que sé: el endometrio es el tejido que recubre el interior del útero. Cada ciclo crece preparándose para alojar un embrión, si la implantación no se produce, se descompone produciéndose una hemorragia que es la regla. La endometriosis se produce porque hay tejido de endometrio fuera de su hábitat, pero que sigue el mismo ciclo. Cuando se descompone, la sangre no se puede expulsar al exterior del cuerpo y entonces, si está en los ovarios se forman coágulos que acaban por enquistarse; si está en el exterior del útero, cicatriza produciéndose adherencias, es decir, los órganos se van pegando unos a otros. Puede llegar a ser peligroso, se pueden producir perforaciones de intestino, dolores muy fuertes en la zona pélvica, dolor al tener relaciones… dolor… dOlOr… DOLOR.
Afecta a la fertilidad porque los quistes ováricos reducen la calidad de los óvulos, además parece que estos quistes, o el cuerpo en reacción a ellos, pueden segregar sustancias que dificulten el embarazo. Las adherencias, si afectan a las trompas, pueden obstruirlas, con lo que se cierra el paso a la fecundación de los óvulos.
En definitiva, una enfermedad desconocida para la mayoría, que afecta al 10% de las mujeres.

Poco a poco, leyendo leyendo, fui dándome cuenta de que seguramente tenía endometriosis. Supongo que algo debí sospechar hace ya muchos años. Cuando tenía la regla me tomaba ocho pastillas de Saldeva Forte al día y el dolor no remitía. Pero es que “la regla duele mucho” … ¿o no?... nunca me había preguntado si eso era normal, simplemente pensaba que tolero peor el dolor que otras mujeres.
Cuando me descubrieron el Antalgin (bendita pastilla, gracias cuñada) cambió bastante la cosa, si no se pasaba con dos… pues tomaba tres. En cuanto a las reglas abundantes, pues “sipi”, también lo tengo. Me parecían ciencia-ficción los anuncios de mujeres que “en esos días del ciclo” se pasaban todo el día saltando de flor en flor y oliendo las nubes… nada que ver con mi planificación de visitas al baño cada hora y media.
La conversación con mi ginecólogo sobre esto era la siguiente:
-¿Tus reglas son abundantes?
-Si.
Y nada más… así que debía ser normal.
Tengo también otros síntomas, dolores en la zona pélvica. Me sucede desde siempre, que yo recuerde, pero sólo de vez en cuando: una contracción fuerte en la zona del abdomen, me paraliza un par de segundos y respirando muy lentamente y relajando los músculos se me pasa. Es algo a lo que te acostumbras, y si llevas, no sé, veinticinco años con esto, pues no le das más importancia. Además tengo el recuerdo de algo parecido, o lo mismo quizás, cuando era una niña. Agarrarme la barriga y no poder andar con el dolor, mis padres, histéricos, me llevaban rapidísimamente al médico, allí se me pasaba y el doctor decía que eran “espasmos”. Pensaba que era lo mismo, pero ahora creo que puede ser la endometriosis.
También me duele a veces la zona izquierda, bromeaba con mi marido diciéndole que tenía apendicitis cambiada de lado. No sabía qué eran estos dolores (que cada vez siento con más frecuencia, tengo unas ganas de operarme ya) y supuse que serían gases, unos gases raros, sí, diferentes a otros, como una sensación de escozor interno, pero gases al fin y al cabo (la ignorancia es muy atrevida).
Hasta ahora no había oído hablar de la endometriosis, y para todo encontraba una explicación que me convencía, así que nunca pregunté. A finales de 2006 mi médico de familia me recomendó tomar anticonceptivos porque siempre estaba al borde de la anemia, y como tenía reglas muy abundantes (lo normal, ya sabéis) seguramente eran la causa. ¡Vaya año y medio tan maravilloso! Aquello era fantástico, por fin supe a qué olían las nubes.
Cuando decidimos ir a por los niños dejé las pastillas, claro, y las reglas no dolían tanto, ni eran como antes. Pensaba que era estupendo y que me habían sentado de maravilla.
Pero el embarazo no llegaba. Cuando después de seis meses las cosas empezaban a ser como siempre y volvían los días terribles, yo estaba encantada de la vida. Mi razonamiento: estos meses mi cuerpo estaba aún recuperándose de los anticonceptivos y no funcionaba bien (¿?) pero ahora que vuelve a la normalidad (porque la regla siempre duele) el positivo llegará en seguida… ¿Os he dicho ya que la ignorancia es muy atrevida?
Tengo que reconocer que soy muy afortunada. Otras mujeres lo pasan realmente mal con la endometriosis, es una enfermedad terrible. Yo, con un poco de dopaje voy tirando. Para todas estas luchadoras, toda mi admiración y mi cariño.

martes, 7 de abril de 2009

A quien pueda interesar

Hola, soy Setembro, tengo 34 años y soy una recién llegada al mundo de la infertilidad. Sea más largo o más corto, el camino que a mi marido y a mí nos toca recorrer es duro pero estoy convencida de que vamos a alcanzar la meta. La maternidad está ahí… a la vuelta de la esquina… o de la manzana… o al otro lado del globo y … mientras llega… estoy decidida a seguir siendo feliz, a disfrutar de lo que tengo y a escribir este blog para ayudarme a ordenar mis pensamientos. Escribir siempre me ha venido bien para poner orden en la cabeza, explicar lo que siento me ayuda a comprenderlo. Si además me encuentro con compañeras de viaje, mejor que mejor. ¡Bienvenidas! este también es vuestro blog.


Breve introducción a la historia de Setembro


Siempre me han gustado estas palabras “breve introducción”, suelen ir seguidas de un texto no demasiado breve y tan denso que resulta difícil de seguir. Intentaré no caer en la trampa.

Nos casamos hace año y medio, después de muchos años siendo novios teníamos muchísimas ganas de ir a por los niños, así que después de la boda dejé los anticonceptivos. Los días anteriores al final del primer ciclo fueron muy emocionantes, pero no hubo suerte: “Sería impresionante acertar a la primera, pero bueno… el próximo habrá más suerte”. El segundo mes tampoco hubo resultado positivo. El tercero, estaba convencida de que había embarazo (la cabeza a veces me juega malas pasadas). El cuarto… el quinto… el sexto…

Revisión ginecológica: “seis meses no son nada, parece que tienes un coagulillo en el ovario izquierdo, si dentro de otros seis no estás embarazada vuelve por aquí”. Y después del primer aniversario de boda volví a ver a mi ginecóloga.
Esta vez la revisión no fue tan optimista, parece que se veía un coágulo más grande en el ovario y la ginecóloga muy seria me dijo que probablemente tenía endometriosis (“endo¿qué?”) y que era suficiente para que fuese complicado lograr un embarazo. Me recetó medicación para tres meses “ni uno más” y si no había positivo, pruebas ecográficas para confirmar la enfermedad.

El primer mes con tratamiento estaba pletórica, si no había enfermedad, con la ayudita extra el positivo caía seguro, incluso fantaseaba con que podían ser dos (soy adicta a leer todos los prospectos aunque no entienda nada) y si había, pues seguro que funcionaba también. El golpe fue importante cuando apareció la regla. Llevaba ya meses dándole vueltas a que algún problema debía haber pero esto fue la confirmación. Los dos meses siguientes fueron bastante dolorosos. Me fui informando de qué era eso de la endometriosis y al leer las experiencias de otras mujeres, en mi cabeza se fue confirmando el diagnóstico “yo también la tenía”.

Fui a hacer las ecografías bastante frustrada con la situación. La doctora me había dicho que si seguía ahí el coágulo, me daría medicación para inhibir la regla ¡seis o nueve meses! y probaríamos a ver si así desaparecía. Lo de “probar a ver…” me sonaba fatal. Me imaginaba nueve meses con tratamiento para después comprobar que no había servido para nada.

Los resultados fueron poco alentadores, durante el trayecto entre la clínica ecográfica y la consulta de la gine le fui explicando a mi marido lo que me habían contado: quiste en el ovario izquierdo de 7.8 cm., quiste en el ovario derecho de 4.5cm., adherencias con el útero y el intestino, pólipo en el útero de 1.5cm. No sabíamos qué pensar. En la consulta nos sentamos cogidos de la mano y esperamos las explicaciones.

La cosa estaba mal, peor de lo que imaginábamos, lo del tratamiento ya no era una opción. El consejo de la doctora fue: “primero operación para quitar todo esto y después… fecundación in vitro porque las trompas seguramente están en mal estado debido a las adherencias y, a tu edad, tampoco vamos a estar probando”. Así, en un momento, me di de bruces con la infertilidad.

Durante un par de segundos se me llenaron los ojos de lágrimas y no era capaz de articular palabra, pero la mano de mi marido y la voz tranquilizadora de mi gine me hicieron volver en mí. Había una solución, de hecho “si todo va bien, puede que en unos nueve meses estés embarazada”. Bien, ¡hay un plan!, ya puedo respirar tranquila.

Lo de tener planes me tranquiliza, suelo darle vueltas en mi cabeza a todas las opciones posibles de lo que pueda suceder y trazar planes alternativos, para tener todo controladito. Si tengo muy buena suerte y todo va a pedir de boca, sigo el plan A; si las cosas se tuercen, el plan B; si va todo rematadamente mal, el plan C;… y así hasta el plan Z. Si hay un plan, puedo ser feliz, porque puede haber una solución.

Y aquí estoy, a falta de una semana para nuestra primera consulta en una clínica de fertilidad, después de haber leído en internet páginas y páginas sobre infertilidad y endometriosis; después de descubrir que hay una raza diferente de mujeres: las que luchan por ser madres y no cejan en su empeño, lo consigan o no; gracias a todas ellas, porque he leído sobre sus vidas que han querido compartir con todas. Me han enseñado mucho. Ahora me toca a mí recorrer este camino que me llevará, sin duda, a la maternidad.