sábado, 10 de julio de 2010

Un nuevo camino

¡Hace ya 2 meses que no entro en el blog! No pensaba que hacía tanto tiempo, han sido unos días muy intensos. Me encuentro aquí con nuevos comentarios y nuevos seguidores… gracias a todos.

Después del negativo de mayo nos recuperamos y nos ilusionamos de nuevo… aunque esta vez tenía miedo. Desgraciadamente no llegamos a la betaespera porque el embrioncito no sobrevivió a la descongelación. Es muy poco probable que pase algo así, pero nos tocó.

Ya habíamos hablado, mi marido y yo, que este era el intento definitivo por esta vía. No me veo con fuerzas para volver a sonreír después de otro negativo y en mi naturaleza está la sonrisa, si anduviese siempre con cara triste no sería yo misma. Así que tomamos un nuevo camino: ¡Nos vamos a por la adopción!

No es una idea nueva para nosotros, ya lo habíamos hablado muchas veces; nuestro deseo es el de ser padres, el camino que nos lleve a nuestros hijos no es lo importante. Hemos ido en nuestra búsqueda desde la opción más sencilla a otras más complejas, esto es un paso más.

Sabemos que será un camino largo, pero la recompensa vale la pena.

miércoles, 12 de mayo de 2010

No pudo ser

Finalmente fue negativo. Estábamos convencidos de que el resultado sería otro pero no queda más remedio que aceptarlo.

Ahora tenemos todas las esperanzas puestas en nuestro congeladito, y seguramente en junio nos lo traeremos a casa.

Gracias por los comentarios de ánimo: Carmen, Andre, María Laura, Ceci, Pilot, Mujer Moderna y Hope (espero que tu beta haya sido positiva); gracias a los que habeis entrado acompañándome desde el silencio.

Y gracias a la meiga, que concentró en nuestro superviviente toda su enería para que la próxima vez sea la buena.

sábado, 1 de mayo de 2010

Personas extraordinarias

No todo podía ser malo en esto de la infertilidad. Una de las cosas buenas es que conoces a personas extraordinarias: Mujeres y hombres luchadores que buscan su sueño sin perder la esperanza y que se levantan de cada caída; que, poco a poco, superan cada muro. Un doctor maravilloso que nos tranquiliza con cada palabra y que al verlo sé que siente con nosotros cada éxito y cada fracaso. Familia y amigos que nos demuestran su apoyo incondicional… Y entre todos, hoy quiero dedicarle el post a una amiga. No la conozco personalmente, pero para mí es una querida amiga.

Coincidimos en un foro y nuestra historia tenía muchas semejanzas. Le hice muchas preguntas porque ella ya había recorrido el camino que yo empezaba. Fueron algunos mensajes, ni siquiera muchísimos, pero sentí que era una de esas personas extraordinarias. Siempre dispuesta a aclarar mis dudas y a tranquilizarme con sus palabras.

Después nacieron sus dos princesas y ya casi no tiene tiempo para pasarse por el foro, pero siempre encuentra un rato para mandarme un mensaje y preguntarme cómo me va.

Uno de los últimos era bastante enigmático, me decía que iba a mandarme algo y que esperaba llegar a tiempo. Unos días después recibí en mi casa una caja de cartón. La había recogido mi marido y la abrí en la cocina mientras él cocinaba.

Empecé a sacar papeles y poco a poco descubrí una figura ¡era una meiga! ¡Una meiga con un fantasmita en brazos! Me hizo mucha gracia y me imaginaba a qué se refería, cuando empecé a pasarme por el foro, las gallegas nos juntábamos en uno que era “antimeigas”. Pero había mucho más.

En una carta me contaba que esa era SU “meiga de la fertilidad”. Le había regalado una igual a una amiga y al poco tiempo se quedó embarazada; decidió entonces comprarse una para ella porque ya sabéis “crer non creo pero habelas hainas”, y también tuvo su positivo. Y ahora, me mandaba la suya para que me diese suerte. No os podéis imaginar lo que me emocionó, no pude acabar de leerle la carta a mi marido sin soltar la lagrimita.

Y aquí la tengo, cerquita del ordenador.

Estoy convencida de que esta vez es “la vez” y con la ayuda de esta meiga nada puede fallar. Estoy oficialmente en betaespera, el día 11 tengo la prueba. Iré a hacerme el análisis porque en la clínica lo ven conveniente pero… el resultado ya lo sabe esta meiga, tiene cara de positivo.

domingo, 14 de marzo de 2010



Estos días se ha celebrado la Semana Internacional de la Lucha contra la Endometriosis, así que para colaborar un poco en el conocimiento de esta enfermedad, os dejo unos enlaces muy interesantes.


Además, me gustaría poner en marcha la Asociación de Afectadas en Galicia, así que si hay alguna por aquí que le interese, podeis poneros en contacto conmigo en el siguiente correo:



Aquí van las páginas:








miércoles, 24 de febrero de 2010

El precio de la felicidad

Debe ser que estoy estresada, porque últimamente me crispan mucho algunos comentarios poco afortunados. Vienen además de personas que conocen mi infertilidad y me consta que se preocupan por mí… pero ahí están y me sacan de quicio.

Ya sé que es difícil no hacer daño a una mujer estéril, que estamos muy sensibles, y que yo me paso una media de… no sé… pongamos unas diez horas diarias pensando en ello, y el resto de la humanidad lo recordará, como mucho, cuando me ven. Por eso normalmente no me enfado, respiro hondo y me repito que me quieren y que no se dan cuenta. Pero estos días tengo menos paciencia.
Por poner un ejemplo: grupo de varios amigos entre los que hay futuros papás, llega una chica que dice encontrarse mal y un amigo, muy guasón, le dice, “¿no estarás embarazada? ¡Cuidado que es una plaga!”, y como estoy a su lado, sonríe buscando mi aprobación a la broma. Puntualizo que él sabe que estamos en tratamiento y que hace un mes he sufrido un aborto. ¿Y qué hago yo? ¿Le pregunto que dónde hay que ir para contagiarse? … pues como no se ha dado cuenta, trago saliva y sonrío tímidamente. Pero duele.

Y me pregunto por qué es tan fácil olvidarse de los problemas de los demás y pensando, pensando, llego a la conclusión de que quizá tenga algo que ver que yo sea feliz y que esto de la infertilidad “lo lleve bien”. Me ha pasado, en más de una ocasión, que me han comentado que “Menganita” también tiene problemas para tener hijos pero que ella lo lleva fatal, no como yo, dándome la sensación de que en la comparación la otra quedaba como una exagerada y entonces me siento como la peor de las traidoras. Quizá no le hago un favor a nadie, ni siquiera a mí misma, diciendo que no se preocupen, que lo llevo más o menos bien. Porque luego viene la otra parte, “Fulanito” me dijo que “Menganita” estaba fatal, pero no debe ser para tanto, porque yo la veo bien. Y ese es el centro de la cuestión, si pareces estar bien, es que no existe el problema.

Cuando eres feliz, la mayoría de la gente interpreta que no tienes problemas, o que estos son tan pequeños que casi ni te afectan, y para rematarla, debes creer que el mundo es de color rosa y no te enteras de que hay otros que sí lo pasan mal, y que la vida es dura. Se preocupan por ti porque debes ser “blandita” y nunca soportarías la embestida de un problema de verdad. Y ay de ti que te etiqueten como afortunada, porque si un día osas comentar una preocupación, ten por seguro que todos te harán ver que ellos sí tienen “preocupaciones de verdad”, no como la tuya. He de decir, que a fuerza de percibirlo, yo acabé por creer todo esto.

Tenía todo lo que podía desear, la vida me sonreía y nunca había tenido ningún problema de verdad; ¿quién no sería feliz en estas circunstancias? Pero en mi vida se cruzó la infertilidad y eso sí que era grave… Descubrí que seguía siendo feliz. Y entonces me pregunté si… quizá… antes también había superado otras situaciones difíciles, y me di cuenta de que sí, que también había tenido problemas, pero que me concentraba más en las cosas maravillosas que tenía. Creo que lo importante es no dar nada por supuesto y ser capaz de valorar lo realmente importante como lo que es: algo extraordinario. Tengo un compañero de camino que me ama y al que amo incondicionalmente, unos padres que lo darían todo por mí, una hermana que me defiende de forma irracional (como yo hago con ella), una ahijada preciosa, una familia que me quiere y unos amigos con los que compartir los buenos momentos… sólo me faltan nuestros hijos… todo lo demás, comparado con esto, es prácticamente insignificante.

Seguramente el precio que tengo que pagar por ser feliz es que a mi alrededor muchas personas crean que esto lo pienso porque nunca me ha faltado la salud o nunca he tenido problemas económicos, que lo de la infertilidad es un inconveniente pero que tampoco hay que exagerar… es un precio bajo.

Ahí va mi peaje porque no voy a renunciar a la felicidad.

domingo, 31 de enero de 2010

Toda una vida

El viernes pasado fuimos a un concierto de María Dolores Pradera (regalo de Reyes de mis suegros) y fue genial. Me gustan muchos tipos de esta diva de la música y me encanta. Me gusta su voz tan cálida, su forma de cantar que emociona, su elegancia en el escenario, los músicos que la acompañan ... en fin, hora y media de placer.
Os dejo la canción más emotiva.

domingo, 24 de enero de 2010

La sabanita


En el último año he desarrollado una facilidad pasmosa para desenvolverme en la consulta de ginecología, nunca he sido demasiado recatada pero la verdad es que me sorprendo cuando me veo entrando en la sala de ecografías casi quitándome los pantalones. Allí hay algo que siempre me saca una sonrisilla maliciosa: la “sabanita”. ¿Para qué sirve? ¿Cuál es su tamaño ideal? ¿Cómo se coloca?

Lo habréis oído muchas veces: “Pasas, te desnudas de cintura para abajo y allí tienes una sabanita”. En mi clínica, la dichosa sabanita es “talla S” (lo del diminutivo está bien aplicado en este caso) y yo necesitaría una “XL”. Cuando salgo del rinconcito donde me desnudo tengo que elegir por dónde me tapo “¿por delante o por detrás?”. Y al salir no hay mucho problema, normalmente estoy sola y me tapo por delante, yendo hacia la silla de lo más pudorosa, pero al volver… ya hay gente… y yo me tapo sólo por detrás… debe ser una estampa de lo más cómica, la verdad.

Y una vez en la silla, de forma recatada me tapo desde el ombligo hasta debajo de las rodillas. Hasta que llega el doctor, claro, entonces me la subo para dejarle trabajar. ¿Para qué sirve entonces?... ¿Para que no me vea YO?... Si yo ya me conozco y hay confianza.

Pero en esto de la “sabanita” hay también diferentes tamaños. Recientemente tuve que acudir al hospital a urgencias, y me dijeron las típicas palabras: “Pasas, te desnudas de cintura para abajo y allí tienes una sabanita”. ¿Sabanita? Aquello era una señora sábana para una cama de dos por dos. En medio de la desesperación, tuve que sonreír ¿Cómo salía del baño donde me cambiaba? ¿Enrollada en la sábana como Cleopatra en una alfombra, o a modo de coqueta toga romana? Además me habían dicho que no me quitase los zapatos… ¿y qué hago con las medias? Salir medio desnuda y con medias me parecía ridículo; quitármelas y ponerme los zapatos, demasiado tiempo para lo nerviosa que estaba; opté por bajarlas. Y así salí, con zapatos, las medias a la altura de los tobillos y una sábana enrollada en la cintura, recogiéndola con cuidado como si llevase un vestido de fiesta. Si no fuese por lo dramático de la situación, hubiese pedido que me hicieran una foto y así recordarlo para Carnaval.

El viernes pasado volví a colocarme la “sabanita”, me dijeron que todo estaba perfecto pero que, si no estábamos muy ansiosos, sería mejor dejar pasar dos ciclos. En el momento lo vi clarísimo, lo que sea mejor, claro. Ahora, después de echar cálculos, creo que la próxima consulta la tendremos sobre el 25 de marzo, y ya he avisado a mi marido de que seguramente estaré histérica e inaguantable durantes estos dos meses ¡Sí que estoy ansiosa! En principio, a partir de ahí volveremos a repetir el tratamiento.

Gracias por todos los mensajes de apoyo que me habéis mandado, tanto en el blog como en los foros, cada uno me ha emocionado. Nuestra familia y nuestros amigos también se han volcado con nosotros. Todo esto nos hace más fuertes. Besos.

domingo, 10 de enero de 2010

No pudo ser

No pudo ser. Lo perdimos.

El lunes pasado sentí que todo había acabado. Tras un fin de semana de reposo por un sangrado más fuerte que de costumbre, el lunes por la mañana en la clínica vimos el saquito y aunque el endometrio de alrededor parecía que quería desprenderse, me aumentaron la medicación y salimos de allí muy esperanzados. Por la tarde todo cambió, no tenía duda sobre lo que estaba pasando, tenía que ser un aborto. Por diversas circunstancias mi doctor no me pudo ver hasta el viernes y entonces nos confirmaron lo que ya sabíamos.

Fueron días complicados: una tarde de lunes de desesperación, sintiendo la impotencia de ver cómo se iba sin poder hacer nada; un martes de resignación, haciéndonos a la idea de que lo habíamos perdido; un miércoles y un jueves manteniendo el reposo, siguiendo con la medicación, cuando estaba convencida de que ya no tenía sentido. Cuando el viernes llegamos a la clínica no pude evitar llorar, no tanto por tristeza (porque ya había llorado mucho) como por desahogo. Era una sensación extraña, sabía que me iban a dar malas noticias pero eso supondría una liberación. Esos días me resultaba inevitable pensar en algún momento “y si no fue un aborto”, me duraba muy pocos segundos en la cabeza, pero me hacía mucho daño.

El doctor nos dijo que era un hecho aislado y que nada hacía suponer que debía repetirse, así que ahora tenemos en la cabeza el próximo intento, que seguro será el definitivo.

Nuestro peque ya no está con nosotros, nos hizo inmensamente felices durante el poco tiempo que compartimos, nos regaló la mejor Navidad de nuestra vida y fue muy muy querido. Esto es mi mayor consuelo.

Gracias a todas por acompañarme.